lunes, 30 de abril de 2012

Presentación del libro "Negradas" de Oscar Miremont

No podés faltar a esta cita con la historia y la poesía


La trata de negros en estas tierras empezó desde muy temprano, con la llegada de los primeros europeos. El primer negro que pisó el suelo americano fue un esclavo perteneciente a un  acompañante de Colón en su segundo viaje, y  como en Castilla estaba permitida la esclavitud, muchos de los castellanos que venían a éstas tierras en busca de riquezas trajeron esclavos negros que adquirían en Portugal.
Se calcula que desde principios del siglo XVI hasta la abolición de la  esclavitud a fines del siglo XIX fueron traídos  a América más de diez  millones de africanos, de los cuales la mitad de los embarcados  moría durante el viaje a consecuencia de los malos tratos.
Desde los inicios de la fundación de Mendoza se empezó la trata de africanos en nuestra provincia. En 1596 por primera vez aparece oficializada en Mendoza la venta de un esclavo… de 10 años, se lo vende por diez arrobas de vino, siendo su comprador  el convento de Santo Domingo, que por cierto no fue para liberarlo.  
Hacia 1613  a causa de la encomienda y la muerte del pueblo Huarpe el cabildo de Mendoza pide mil licencias (mil negros) para la ciudad, “debido a los pocos naturales que hay en ella”.
En 1802 el treinta por ciento de la población de Mendoza era negra, en Buenos Aires se calcula el mismo porcentaje, mientras que  en Tucumán  y Córdoba se cree  que el 50 por ciento de la población era afroamericana. Después con el mestizaje, las guerras de la independencia y las inmigraciones pareciera que en nuestras tierras nunca hubiesen existido negros.
Fueron herreros, carpinteros, hojalateros, zapateros, albañiles, sastres, panaderos, chocolateros, sombrereros, ejercieron como dentistas, sangradores, expertos en ventosas, vendieron para sus dueños frutas,  aceitunas, empanadas, escobas, velas, plumeros; Las mujeres fueron lavanderas, cocineras, amas de crías, sirvientas, planchadoras, cuando no las hicieron prostituir
Desde siempre los pensadores de la “argentinidad” no tuvieron en cuenta al africano como parte de nuestras raíces, en general se creyó que los argentinos descendíamos de barcos  blancos, europeos, sin darnos cuenta que de esos mismos barcos bajaron también aquellos hermanos nuestros que trajeron su memoria, su dolor, su música y su fuerza de trabajo
A través de estas poesías he querido homenajear a esos hombres y mujeres que “desaparecidos de la Historia” siguen viviendo en  nuestra sangre.
                                                                                    Oscar Miremont



SON BARATOS


          “Nicolás Pérez vende a don Jerónimo Márquez dos esclavos que
          heredó  de su padre. Una mujer llamada Paula de siete años en 250
          pesos, y el otro varón de 12 años, con los pies torcidos, llamado
          Juan Santos, en 100 pesos”   (1769)
          “Protocolo “  COMADRÁN RUIZ



El de los pies chuecos vale menos
porque no sirve para correr
ni para llevar la carga
y aunque es patituerto ya corcovea
y puede ubicar su esperma

Paula es mujer
a pesar de sus siete años
y de que sus pechos sean mera semilla

se lo acepto Sr. Márquez 
se que es menudita
pero ya es hembra de cuerpo entero
y aunque no conozca la sangre de cada mes
se la puede cruzar en cuatro o cinco calendarios más

No
no se le va a escapar el tullido
tampoco le va a realizar mandados
mas sirve para la cocina
y si le tiene paciencia también le puede escardar la lana

No le conozco padre
pero el muchacho es lúcido
su dentadura está firme
y es fuerte de las verijas

La más chica aún no está amansada
corre como choique
y se ríe de nada
pero eso también se cura





su madre supo parir como cabra
y ya tiene dos hermanas
que van por el mismo camino

No se va arrepentir Don Jerónimo
son  baratos
y se está llevando un regalo

Ya no me interesan
y han empezado a comer más de la cuenta

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SI LE ENSEÑAS A LEER A UN NEGRO

               “Los negros no eran admitidos en los establecimientos de enseñanza  y en
                Catamarca se llegó a azotar a un mulato por haber descubierto que sabía leer
                y escribir”                 Argentinos.    Jorge LANATA

                “Lo único que debería saber un esclavo es obedecer al amo y hacer lo que
                se le dice que haga”  “Relato de la vida…”    DORUGLASS


Si le enseñas a leer a un negro
no habrá forma de conservarlo
se convertirá en puma
se le espantarán los miedos
y una víbora se le afincará en el pecho

No
mejor que no sepa de vocales
ni de acentos que apuñalan
ni de sílabas oscuras como la pólvora

Se volverá intranquilo
preguntón
y empezará a reclamarte la lluvia
el mar
y también las tormentas

El negro perderá la sonrisa
no te responderá prontamente
y pretenderá comer más que el caballo

¿Dónde se ha visto
que el gusano vuele
o que los ratones se sienten en los pupitres?

Mejor que no
que no sepa del lápiz
del cuaderno que guarda un hacha entre sus hojas
o del libro que destroza a cobardes

Es preferible que se nuble con el alcohol
que se revuelque con negras
que le rece a sus diablos
o que se aburra cantando

Mejor el látigo
Sí, mejor el látigo

Porque si le enseñas a leer a un negro
el rencor se le infectará en sus ojos
y tú nunca más
estarás a salvo


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ENVIDIO A LOS PÁJAROS
“Andrés Tejeda tendría hacia 1816 unos treinta años de edad, de carácter sombrío y de tan pocas palabras como notable de ingenio… los inventos eran su pasión… un hombre de pueblo, sin instrucción alguna. Tenía Tejeda un piano hecho por él en su totalidad de maderas del país, en sus ratos de ocio, se complacía en entonar cancioneros populares acompañándose con su piano. Inventó un despertador. Creó el primer batán de la Argentina para vestir exclusivamente al Ejército de los Andes, por este motivo San Martín le concedió el título de Ciudadano. Inventó un aparato para volar pero no funcionó y se rompió las dos piernas, muriendo algún tiempo después”                      Investigaciones  Históricas.        DRAGUI LUCERO


Yo,  Andrés Tejeda
mulato hijo de mulatos
que he visto la luz
entre las piedras de San Miguel de Panquehua
que crecí entre la jarilla y el chañar
yo, el molinero del pueblo
quiero volar

Mi carne tomó forma entre los pájaros
He visto al cóndor mandar en medio de las nubes
he acompañado el plomizo vuelo del águila
he copiado voces como lo hace la calandria
horas  pasé mirando el lento planear del gavilán

Mi casa era una casa de pájaros
que luchaban contra la soledad

Aprendí los primeros pasos junto al tordo azul
me hice adolescente con el jilguero
supe de la noche por  la lechuza vizcachera
aprendí a silbar contra el viento
junto con el chimango y  el benteveo

Me hice entre los pájaros

Por eso me duele este cuerpo piedra
estos brazos sin plumones
esta espalda sin alas

Me lastima esta carne que se entierra
estos huesos que se emploman
estas manos que se engarran

Quiero volar

Más allá de los montes
más allá de este río
más allá del desierto que nos pone cepos
más allá de ese mar del que hablaban mis abuelos

Quiero volar a la tierra de mis padres
conocer esos animales que pesan lo que tres carretas llenas
encontrarme con el león que acompañó a mis ancestros
descubrir esos guanacos con forma de árboles
escoltar a la pantera con su piel de noche
mirar a los ojos a los que habitan la sabana

Quiero saber del baobab
el árbol sagrado de la tierra antigua
besar esa sal
mojarme con esa lluvia
sentir el Siroco que me llena la cara

Quiero volar a esa tierra
la tierra antigua
la tierra de mi semilla
para besar ese suelo
donde la muerte no duele
y la vida
la vida azul
la vida pájaro
es tierna y generosa con  todos sus hijos


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