miércoles, 27 de junio de 2012


América Latina: Entre los golpes de la derecha (y la presión imperialista) y los límites de los gobiernos posneoliberales




Por Nicolás del Caño y Eduardo Castilla

Si bien hoy es un día que particularmente merecería un post dedicado a la movilización de Moyano en Plaza de Mayo y la disputa política nacional, no queríamos dejar de escribir sobre el golpe ocurrido en Paraguay. 
Esto en el marco de que, en pocos días sesionará en Mendoza la Cumbre del Mercosur. También sesionará en la provincia la cumbre de la Unasur que se adelantó  ante los hechos de Paraguay. El golpe de la derecha en Paraguay ha cambiado en gran parte los ejes de discusión que estaban previstos. O quizás  haya acelerado una situación que venía madurando.
Es que si bien la crisis internacional tiene a los tumbos a Europa y Estados Unidos, el tío Sam quiere aprovechar cierto respiro para retomar la iniciativa en el subcontinente y para eso necesita poner límites a Brasil que forma parte de los BRICS y es una potencia regional. Las disputas entre el imperialismo yanqui y la burguesía brasileña se intensificaron desde que estalló la crisis internacional en 2008. El país del norte dejó el lugar de principal socio comercial de la potencia sudamericana nada menos que a China que, en los días previos a la cumbre del Mercosur, desembarcó con su primer ministro en Argentina donde dijo que su relación con el MERCOSUR es estratégica.
Pero el golpe institucional en Paraguay alentado por EEUU pone al descubierto los enormes límites de los gobiernos autodenominados progresistas de América Latina, que lejos están de enfrentar al imperialismo en pos de solucionar las penurias de millones de trabajadores y campesinos. Si durante parte importante de la década aparecieron como la “novedad”, tomando una parte ínfima de la agenda que las masas pusieron en las calles a finales del siglo anterior y hasta la mitad de la década pasada, ese momento ya está pasando a la historia.
Como se señala acá “el momento más alto de los gobiernos nacionalistas (y progresistas) ha quedado atrás. Ha comenzado la declinación del nacionalismo en sus pretensiones de hegemonía política sobre el movimiento de masas –lo que no significa que no siga cosechando triunfos electorales y manteniendo una amplia base popular–. Las turbulencias en el horizonte económico y político internacional los empujan a querer “normalizarse” en términos burgueses, contemporizando con el imperialismo, buscando mayores acuerdos con la clase dominante y endureciéndose ante las presiones populares e incluso tomando medidas de “ajuste” puesto que se achican los márgenes para las políticas de contención social. De hecho, los proyectos nacionalistas y progresistas, lejos de ser un muro contra la reacción y el imperialismo, se adaptan cada vez más y cuando la crisis económica golpee la factura más abultada de sus costos les será presentada por los “gobiernos populares” a los trabajadores y el pueblo”.
Así quedó demostrado en estos años de gobierno de Lugo, quien no sólo no tomó ninguna medida seria sino que ni siquiera avanzó en tibias reformas. Más allá del discurso (cualquier similitud con el gobierno de CFK…) no tocó los intereses de los terratenientes como Blas Riquelme (que amasó su fortuna durante la dictadura)  ni de los capitalistas como la multinacional yanqui Monsanto que facturó 30 millones de dólares el año, solamente en concepto de royalties por el uso de semillas transgénicas de soja en Paraguay.
Las cuestiones estructurales del país, que se señalan  acácomo que la propiedad del 85% de las tierras (unas 30 millones de hectáreas) están en manos del 2% de propietarios, dejan en claro que Lugo gobernó al igual que los colorados para los terratenientes y latifundios. Algo que quedó en evidencia en la masacre de 11 campesinos (donde también murieron 6 policías) que ordenó hace pocos días cuando aún era presidente.
Esta masacre no fue un hecho aislado. Se llegó hasta acá cediendo ante la presión de los terratenientes que incluso cuestionaban la reforma agraria de Lugo que no fue más que un fiasco. Inclusive, aquí se relata que la “progresista”  Dilma Rousseff ya había pedido a través de su embajador que se respetara la propiedad privada de sus ciudadanos, muchos  de ellos grandes propietarios de tierras, lo cual fue garantizado por la policía bajo las órdenes del mismo Lugo.  

Avanzada imperialista y discursos defensivos

Ante el Golpe institucional los gobiernos del MERCOSUR y Unasur salen a cacarear a favor de la democracia, mostrándolo como una avanzada reaccionaria de la derecha regional. Estos elementos tienen una base real que está dada por la continuidad del poder de los grandes capitalistas en la última década en América Latina. Si la derecha puede emerger con tanta impunidad es porque las bases estructurales sociales de su poder se han desarrollado y en cierto sentido consolidado gracias a la gestión de los gobiernos posneoliberales.
El propio Lugo anunció la resistencia pacífica al golpe. Durante estos años se alió al Partido Liberal que hoy junto a los colorados le hicieron el golpe. Esto llevó al fenomenal avance del cultivo de la soja en el país y las tensiones entre campesinos y terratenientes que se expresaron en estas semanas.
Pero el peso de la derecha patronal no es patrimonio exclusivo de Paraguay. En Argentina, como se señala acá “De las 500 mayores empresas del país, sólo 176 son de capital nacional. Esas empresas producen el 22% del PBI. En el 2009 tuvieron utilidades por casi $60mil millones, cuatro veces más que las empresas locales”. Junto a ese poder del capital imperialista, continuó mejorando la rentabilidad de las grandes patronales del campo que este año, a pesar de la sequía de los primeros meses, la siguen “levantando con pala”. Cristina, aliada de Monsanto, hace pocos días anunciaba con bombos y platillos las nuevas inversiones de la multinacional en Argentina, expresa este compromiso con los “ganadores” del modelo “nac&pop”. Estos sectores se han beneficiado como pocas veces en la historia del país, a costa de la precarización de enormes sectores de la clase trabajadora.
Precisamente, en estos días asistimos a un brote de gorilismo ferviente en las filas de los “progres K” ante el reclamo de la CGT por el impuesto al salario y las asignaciones familiares, con el telón de fondo de la pelea por la sucesión en la central obrera y la interna del PJ. Esto lo explicamos acá y acá.
Por su parte Dilma Rusef defiende a los terratenientes y, como decíamos antes, pidió que se respete la propiedad privada. La policía de Lugo cumplió a sangre y fuego. En el Brasil de Lula y Dilma las “bondades” del reformismo mantienen a más de 54 millones de personas viviendo en las favelas y el 70 % de la clase trabajadora (42 millones de asalariados) reciben menos de 3 salarios mínimos que equivalen a 1140 reales cuando se calcula que para sustentar una familia se necesitan entre 1600 y 1800 reales.
A su vez como se señala acá el 41 % de las 500 mayores empresas es de capital imperialista (según datos de 2009) acumulando un total de US$242,5 billones ingresados en el país, volumen que supera en un 45% al ingresado en la década del 90. El mito desarrollista no resiste análisis. La reprimarización de la economía lo demuestra claramente “das matérias-primas nas exportações totais do país praticamente dobrou ao longo da última década, saltando de cerca de 20% em 2000 para o recorde de mais de 44% em 2010. Como contrapartida dessa tendência, a participação dos bens industrializados (semimanufaturados e manufaturados) caiu de mais de 74% para menos de 54% do total nesse mesmo período (38% se desconsiderados os semimanufaturados)”.
Crisis recurrentes como la que vemos hoy en Bolivia, uno de los símbolos de los denominados gobiernos progresistas, son en gran parte consecuencia de no tomar medidas serias a favor de las masas trabajadoras, campesinas e indígenas. Por eso Evo  se encuentra desde hace unos años con la oposición de importantes sectores de las masas que otrora lo apoyaron con expectativas de obtener importantes concesiones que nunca llegaron.
Esta política de concesiones a la derecha fue parte de la “normalización” necesaria que estos gobiernos intentaron llevar adelante. Precisamente de ahí toma su fuerza la derecha como vemos en Paraguay.

Los límites del nacionalismo burgués

Es evidente que en América Latina existe una derecha ligada al gran capital imperialista tanto de manera directa como indirecta. Mientras esas capas sociales mantengan su poder económico y social, la perspectiva de golpes del imperialismo en la región es una espada de Damocles sobre la cabeza de las masas. Esto es lo que evidencia la reciente destitución de Lugo en Paraguay.
Precisamente lo que viene a demostrar es la impotencia de todos aquellos sectores aspiran a reformar el capitalismo en aras de hacer más llevadera la vida de las masas. En el marco de una situación de desaceleración del crecimiento en los países de la región, las tendencias a mayores ataques de los capitalistas contra las masas se vuelven un elemento central de la política a futuro.
El intento de utilizar el golpe en Paraguay como forma de legitimización por parte de los gobiernos de la región tiene patas cortas. Como vimos ante el golpe en Honduras en el año 2009, son incapaces de detener a la derecha y movilizar consecuentemente a las masas campesinas y obreras en pos de sus demandas
Como dijimos acá “Aquí se pusieron sobre el tapete las enormes limitaciones e impotencia del chavismo, y en general del nacionalismo y el populismo, no sólo para llevar a nuestras naciones a la liberación nacional, como es su discurso, sino incluso para oponerse a los golpes de la derecha reaccionaria y a los avances del imperialismo (…) A pesar de sus discursos antiimperialistas y sus movimientos diplomáticos iniciales, que se diferenciaron del resto de los países latinoamericanos, al final la verdadera política de Chávez ante el golpe de Honduras fue dejar la resolución de la crisis en manos del gobierno de Obama. Esto no tiene otra explicación que la negativa de los sectores “bolivarianos” a impulsar una movilización activa de masas contra el golpe en el continente, tomando en cuenta la influencia y simpatía continental con la que cuentan, sobre todo el propio Chávez y Evo Morales”.
Sólo la movilización independiente de las masas laboriosas del campo y las ciudades de América Latina podrá derrotar los planes del imperialismo y los gobiernos pos-neoliberales que mantienen lo esencial de la estructura heredada de la última década del siglo pasado instaurando gobiernos de la clase trabajadora, campesinos e indígenas en el camino de una federación de repúblicas socialistas de América Latina. Esa es la perspectiva por la que peleamos los marxistas revolucionarios del PTS y la FT-CI.

domingo, 17 de junio de 2012

Una aproximación a Benjamin y su interés para la teoría literaria


Por María Eva Baez

Walter Benjamin y su análisis materialista de la producción literaria resultan de un gran interés para la teoría literaria en la medida en que no se limita a analizar las obras en sí mismas, es decir los productos literarios, sino que llama a la reflexión de los autores sobre su propio lugar en el proceso de producción de la literatura, los medios y formas de esta producción y las transformaciones que debe operar el intelectual que opta por ponerse al servicio del proletariado en su lucha revolucionaria contra la burguesía.
En su texto “El autor como productor”(1) Benjamin reconoce que ya se ha cuestionado la autonomía del autor: la “libertad para escribir lo que quiera”. El escritor burgués recreativo trabaja siempre en razón de determinados intereses de clase, aun sin admitirlo. Podemos clarificar esta afirmación apelando a Terry Eagleton, quien en su trabajo “Una introducción a la teoría literaria” sostiene que en las diferencias individuales de opinión subyace un firme consenso de valoraciones inconscientes que se relacionan estrechamente con las ideologías sociales (2). En el escritor progresista tampoco hay autonomía, ya que sobre la base de la lucha de clases decide orientar su actividad al servicio del proletariado, es decir que persigue una tendencia.
Sin embargo, Benjamin plantea que es un error considerar por separado la tendencia política progresista de la calidad literaria de las obras, ya que este abordaje no da cuenta de la profunda interconexión de estos dos elementos. Para una correcta crítica literaria política, se debe incorporar el concepto de tendencia literaria. Para esto es necesario superar la contraposición entre forma y contenido y abordar en forma dialéctica la obra literaria no sólo en relación con su contexto social sino en relación con las condiciones de producción literaria de la época, es decir, en relación con la técnica literaria.
El autor que no reconoce su propio lugar en el proceso de la producción literaria, corre el riesgo de apropiarse del aparato burgués de producción sin modificar sus formas e instrumentos y mantener la sujeción de la literatura a las condiciones de producción literaria de la clase dominante. El contenido político de una obra literaria no significa por sí mismo que tal obra sea revolucionaria, en la medida en que no cuestiona, por ejemplo, quién produce la literatura, al servicio de qué intereses la produce, bajo qué condiciones sociales la produce, quiénes acceden al consumo de esta literatura, etcétera. Es un error que el autor se considere a sí mismo como alguien ajeno al proceso de producción literaria y pretenda librar una lucha revolucionaria contra la burguesía en el terreno del espíritu, sin cuestionar las bases materiales de producción de literatura. El pensamiento privado no resulta decisivo políticamente. En general, esta tendencia responde a intelectuales proletarizados de origen burgués. El intelectual se sitúa por fuera de la lucha de clases y su solidaridad con el proletariado está basada en una simpatía ocasional que lo ubica como un mecenas ideológico. Este lugar es imposible, en tanto que el intelectual posee un medio de producción que le ha brindado la clase burguesa, a saber: la educación, que constituye un privilegio respecto del proletariado, y por lo tanto crea lazos de solidaridad mutua entre el intelectual y la clase dominante.
La burguesía incorpora y asimila con relativa facilidad el “contenido político” progresista de las obras literarias si éstas no ponen en cuestión sus bases materiales de producción. Se transforman así en objetos de consumo la miseria, la explotación capitalista e inclusive la misma lucha revolucionaria, con lo cual las obras dejan de ser un instrumento para la lucha política contra la burguesía y un imperativo para la decisión a favor de la lucha revolucionaria de la clase obrera, para convertirse en tema de contemplación y artículo de consumo de las capas burguesas. Por lo tanto, el intelectual revolucionario ante todo aparece como un traidor a su clase de origen (Aragon), cuya “traición” no debe consistir únicamente en la denuncia o actividad destructiva hacia la clase capitalista, sino también en revolucionar su propio trabajo. Su tendencia política debe corresponderse con una correcta tendencia literaria, que incluye la calidad literaria de sus obras.
Para que el autor como productor pueda encontrar su lugar en la lucha de clases deberá posicionarse respecto del proceso de producción y modificar sus formas e instrumentos. Brecht acuña para ello el concepto de transformación funcional.
El progreso técnico, para el autor se ubica a sí mismo como productor, es la base de su progreso político. Benjamin afirma que existe un proceso de refundición de las formas literarias en el que muchas antiguas contraposiciones en las que estamos habituados a pensar dentro de la literatura pierden su vigor al calor de los importantes progresos técnicos. Por ejemplo, la contraposición entre escritor y poeta, entre investigador y divulgador e inclusive entre autor y lector o bien actor y espectador, en el caso de la obra dramática. Para ilustrar cómo se puede dar tal transformación funcional, recurre a dos ejemplos: el del teatro épico de Bertolt Brecht y el de la prensa en la Rusia posrevolucionaria.
Brecht se niega a utilizar un aparato de producción (el aparato escénico) consagrado por la clase dominante. Este aparato se ha convertido en un medio no de los productores, sino contra los productores, en la medida en que busca llevar a los dramaturgos a una competencia sin salida con el cine y la radio recurriendo a efectos cada vez más complejos para construir sus acciones, que buscan estimular a la capa social burguesa destinataria. Brecht recurre entonces a los elementos esenciales del teatro e intenta modificar las contraposiciones consagradas entre escena y público, texto y puesta en escena, director y actores. Incorpora del cine y la radio el procedimiento del montaje, que consiste en montar una interrupción de la acción dramática. Su finalidad no es tanto desarrollar acciones (que operan como una ilusión sobre el público) como exponer situaciones por medio de esta interrupción deliberada, de forma que el espectador se ve obligado a tomar una postura frente al suceso dramático y a que el actor la tome respecto de su papel. De esta forma, obliga a la reflexión de actores, espectadores y del propio dramaturgo respecto de su lugar en el proceso de producción de la obra dramática.
En la Rusia soviética, la distinción entre autor y público que la prensa burguesa mantenía en forma convencional va extinguiéndose para incorporar como colaboradores de prensa a los mismos lectores, sobre la base de una creciente competencia literaria para las amplias masas de la población con el acceso a la cultura, que bajo el capitalismo es patrimonio de una elite especializada. Cabe suponer que bajo estas condiciones existe un trastocamiento de las formas de producción literaria, generando múltiples transformaciones en los contenidos, el público, los medios de producción y la misma reflexión sobre el trabajo literario y su relación con los objetivos socialistas.
En ambos casos, los productos del autor tienen una función organizadora. Es decisivo el carácter modelo de esta producción, que además de tener una tendencia política instruye también a otros productores, pone a su disposición un aparato mejorado de producción y lleva a los consumidores (lectores o espectadores) al proceso de producción, transformándolos en colaboradores. El autor como productor toma conciencia de su función y comprende que su solidaridad con el proletariado únicamente puede ser mediada, actuando como un ingeniero que transforma el aparato de producción al servicio de la revolución proletaria. Mientras más oriente su actividad a esa tarea, más correcta será su tendencia y más elevada su calidad técnica. A la vez, será menos susceptible de considerar que debe librar una lucha revolucionaria en el terreno del espíritu y comprenderá que ésta únicamente se juega e el terreno de la lucha de clases entre la burguesía y el proletariado. Para terminar, podemos ver un ejemplo de conciencia del autor como productor en el poema de Vladimir Maiakovski “El poeta es un obrero”:
El poeta es un obrero
Se le ladra al poeta:
«¡Quisiera verte con un torno!
¿Qué, versos?
¿Esas pamplinas?
¡Y cuando llaman al trabajo, te haces el sordo!»
Sin embargo
es posible que nadie
ponga tanto ahínco en la tarea
como nosotros.
Yo mismo soy una fábrica.
Y si bien me faltan chimeneas,
esto quiere decir
que más coraje me cuesta serlo.
Sé muy bien
que no gustáis de frases vacías.
Cuando aserráis la madera, es para hacer leños.
Pero nosotros
qué somos sino ebanistas
que trabajan el leño de la cabeza humana.
Por supuesto
que pescar es cosa respetable.
Echar las redes.
¿Quién sabe? ¡Tal vez un esturión!
Pero el trabajo del poeta es más beneficioso:
la pesca de hombres vivos, esto es lo mejor.
Enorme, ardiente es el trabajo en los altos hornos,
donde se forma el hierro chisporroteante.
¿Pero quién
se atrevería a llamarnos holgazanes?
Nosotros bruñimos las mentes con áspera lengua.
¿Quién es más aquí?
¿El poeta o el técnico
que procura a los hombres
tantas ventajas prácticas?
Los dos.
Los corazones son también motores.
El alma es también fuerza motriz.
Somos iguales.
Camaradas de la clase trabajadora.
Proletarios del cuerpo y del espíritu.
Solamente unidos
solamente juntos podremos engalanar el universo,
acelerar el ritmo de su marcha.
ante una oleada de palabras, levantemos un dique.
¡Manos a la obra!
¡Al trabajo, nuevo y vivo!
Y a los que discursean
que se les mande al molino.
¡Para que el agua de sus discursos haga girar sus aspas! 

NOTAS
(1)   Benjamin, Walter. “El autor como productor”. En: Tentativas sobre Brecht.
(2)   Eagleton, Terry. “Introducción: ¿qué es la literatura?”. En: Una introducción a la teoría literaria

domingo, 3 de junio de 2012

DESALOJO y REPRESIÓN a las FAMILIAS SIN TECHO de PALMIRA (Mendoza)


VIVIENDAS PARA EL PUEBLO TRABAJADOR

Bienvenidos a la “Tierra del sol”, ese que curte los rostros de quienes cosechan el “buen vino”, esos rostros de inmigrantes del norte y nativos a los que les pesan las condiciones de semi esclavitud, esos rostros son los desterrados de Palmira. Trabajan “al día” cosechando los frutos de la tierra y elaborando el vino que cotizara en bolsas, cocinando los ladrillos para los barrios country y pavimentando caminos para los autos importados de los hacendados. Es que la fotografía de Mendoza es desigual y combinada, la agroindustria se sustenta bajo la forma más antigua de explotación del hombre, esa “minería humana” llamada esclavitud, que contamina la sangre y la depreda con total impunidad.

Mendoza es reconocida mundialmente por la exportación de vinos y ajo, pero lo que se oculta detrás de actividad es la sistemática discriminación hacia la comunidad boliviana y norteña por parte de los medios de comunicación y políticos burgueses. A la represión policial se le suma las pésimas condiciones de trabajo y la falta de viviendas dignas. Pero la respuesta a esta realidad se encuentra en el propio sistema en el que “vivimos”, el Capitalismo, que priva al hombre y la mujer que trabajan la tierra y genera sus ganancias, de tener el derecho a un lote, a un lugar donde construir su propia casa, un lugar donde proteger a sus familias de los duros veranos e inviernos.

Durante la campaña electoral “Paco” Pérez prometió 12mil viviendas que aún no se ven por ningún lado. Según los índices oficiales en nuestra provincia hay 150mil familias sin viviendas, 30mil viven en villas o asentamientos bajo ranchos o casillas, mientras que los barrios privados se han incrementado en un 50%. Los alquileres en las zonas rurales son de $700 para quienes trabajan “al día” en fincas o galpones de empaque, con sueldos de $1500. Como vemos el derecho a la vivienda digna no existe en la argentina de los “derechos humanos”, para quienes lo reclamen no hay mejor respuesta que la represión. Las imágenes del Este mendocino recordaron a las de Villa Soldati donde la policía metropolitana de Macri y la federal de Cristina arremetieron a “plomo caliente” contra los sin techo, logrando como saldo de 3 muertos, casualmente trabajadores inmigrantes.

Desde la Juventud del PTS en el CeProDH nos acercamos el día viernes hasta Gral. San Martín para acompañar a las familias obreras que fueron brutalmente desalojadas el día jueves 31 de mayo en la localidad de Palmira, por la policía de Mendoza, después de 2 meses de ocupar un predio donde pretendían levantar su humildes viviendas. 200 familias fueron dejadas en la calle (teniendo que dormir en la noche en casas de familiares, plazas o galpones donde trabajan) luego de que 500 policías, entre los que se encontraba el grupo especial GES, un pelotón de infantería, la compañía de canes, la motorizada y hasta un helicóptero diera paso a las topadoras de la municipalidad para que arrasaron con todo. El intendente híper kirchnerista Omar Giménez, amigo personal del gobernador Paco Pérez, felicito al personal policial por la “ejemplar actuación” durante el desalojo, vaya forma de enarbolar la causa “nacional y popular”
Los terrenos ocupados, que se encontraban abandonados desde hacia 50 años.

El desalojo y la represión es una más de las tantas medidas reaccionarias del Estado a la necesidad de cientos de familias trabajadoras. La Xenofobia expresada por los medios de comunicación y los vecinos fachos se denotó en pedidos de deportación a los inmigrantes bolivianos, a sabiendas de las condiciones de precarización y pobreza de los países lindantes con el territorio argentino. Buscar una salida de fondo es por lo que luchamos desde CeProDH, porque justamente creemos que la clase obrera es una sola y sin fronteras, donde la nacionalidad no hace mella sino todo lo contrario, debe  servirnos para demostrar que somos solidarios con todos los trabajadores sin ningún tipo de límites territoriales. Es menester lograr la lucha unificada entre Palmira, San Roque, Santa Blanca, Beltrán, Rodeo del medio, etc para hacer eco de estas voces de lucha.
Plan de viviendas bajo control de los trabajadores, financiado con impuestos progresivos a los grandes empresarios y terratenientes y el no pago de la deuda externa
Urbanización inmediata de todas las villas y asentamientos de acuerdo a un plan elaborado con los pobladores
Salario mínimo equivalente al costo de la canasta familiar, indexado de acuerdo a la inflación. Los alquileres no deben representar más del 20% del salario mínimo
No a los desalojos
Reforma urbana sobre la base de la expropiación de las grandes propiedades en manos de la Iglesia, los grandes grupos inmobiliarios y la banca para asegurar techo a quien no lo tiene.

Ulises Joyce y Carlos Espeche (miembros del CeProDH UNCuyo y militantes de la Juventud del PTS Mendoza)